Regular el Cambio Climático hasta el 2020

Avance: Costa Rica ratifica la Enmienda de Doha al Protocolo de Kyoto

¿Y esto qué significa y qué importancia tiene habiéndose firmado el Acuerdo de París? Esta respuesta implica que regresemos un poco en la historia de la gobernanza climática.

En 1998 el mundo vivió un momento muy similar al que hemos estado construyendo desde la Cumbre de Cambio Climático 2015 en París: se acordó el Protocolo de Kyoto y, en ese momento, se convirtió en el acuerdo internacional para enfrentar al cambio climático, pues, se fijaron objetivos de mitigación y mecanismos para lograr estas metas. 

Lastimosamente, la estructura o la voluntad de los países no correspondió a las metas establecidas en el Protocolo, las emisiones del planeta se incrementaron y el acuerdo perdió fuerza.

En el 2012 venció el primer periodo de compromisos de los países firmantes del protocolo y se requería una extensión del plazo para lograr las metas. Por lo tanto, se creó la Enmienda de DOHA durante la COP 18 en Qatar 2012  para mantener vigente y revitalizar los compromisos y mecanismos.

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Foto: UNFCCC

Lastimosamente, la enmienda requería que 3/4 de los firmantes del Protocolo de Kyoto enviaran sus cartas de aceptación. Esta enmienda aún no ha entrado en vigor, ya que únicamente 65 países la han ratificado y se requieren 144. Costa Rica aprobó su ratificación hasta hace nos pocos días, el 9 de mayo de este año. Esto implica que tomó 4 años en aprobarse esta enmienda.

Esta aprobación es positiva, ya que es necesario consolidar la gobernanza y los objetivos climáticos mientras  entra en vigor el Acuerdo de París, el cual también tiene que ser ratificado. Actualmente, ha sido firmado pero su validez respecto a Costa Rica depende de que la Asamblea Legislativa lo ratifique y lo vuelva ley.

Esto debería  hacernos meditar sobre la importancia que tiene el cambio climático en la esfera legislativa y cómo se contrasta con la política exterior y programas estatales que se desarrollan en Costa Rica. Por un lado se hace un llamado a la acción y a la urgencia, y por el otro los años pasan ¿Qué debería hacer la ciudadanía?

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Pongamos otros datos en la mesa: El Protocolo de Kyoto fue acordado en la Cumbre de Cambio Climático COP19 de 1992, pero entró en vigor  a nivel internacional hasta el 2005 a raíz del tiempo que duraron los parlamentos, asambleas u otros órganos nacionales en ratificar este instrumento. A nivel de Costa Rica, fue hasta el 2002 que este tratado se volvió ley de la república, por lo que tomó  diez años en ser aprobado por la Asamblea Legislativa. Tal vez, en ese momento la ciencia no era tan certera y la urgencia no se media en años y miles de personas o ecosistemas amenazados y afectados.

Hoy la realidad es diferente. Es evidente que existe una responsabilidad política, moral y legal de los legisladores para asumir su rol en la gobernanza climática tanto en Costa Rica como en los otros 176 países que deben aprobar el actual Acuerdo de París. Este acuerdo requiere no solo que 55 países que lo firmaron lo ratifiquen en sus parlamentos o asambleas legislativas, sino que estos representen al menos 55% de las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero. El reto es mayor y debemos enviar una señal al mundo de nuestro interés para que entre en vigor el acuerdo: la ratificación es ese mensaje.

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La ciencia y los políticos en las Cumbres de Cambio Climático nos dicen que no hay tiempo que esperar. El dejar pasar meses o años, como en el pasado se ha hecho respecto a la ratificación de un tratado climático, es una amenaza en si misma para el bienestar. Esta dinámica no es un asunto de burocracia o de negociación interna, a la cual podamos darle tiempo como ciudadanía. Sino que representa la respuesta ante la mayor amenaza al bienestar socio-ambiental que la humanidad ha enfrentado y requiere que se tome la decisión de ratificar el acuerdo.

Y tal como lo expone el prologo del Acuerdo de París, la gobernanza climática es un asunto de derechos humanos. La respuesta en tiempo y forma de los cuerpos legislativos debe reflejar este reto y obligación. De lo contrario el riesgo para las personas y los ecosistemas incrementa día a día.

 

ddhh

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