Desde la ruta del clima nos posicionamos feministas con perspectiva interseccional. Reconocemos que las mujeres son más vulnerables a los impactos del cambio climático y estos a su vez acentúa las desigualdades de género.

Esta vulnerabilidad se debe a la división sexual del trabajo, al acceso desigual de los recursos productivos y la propiedad, al acceso desigual al poder y a los espacios de toma de desiciones y a los contextos de violencia contra la mujer.

También reconocemos el inmenso trabajo de las mujeres para enfrentar el cambio climático, a todas las mujeres que trabajan en organizaciones de sociedad civil, a las defensoras de la tierra y los derechos humanos, activistas, negociadoras, etc. Si nosotras paramos, se para el mundo.

Exigimos a los estados de la región que tomen acciones concretas e inmediatas ante la violencia contra las mujeres, que reconozcan sus múltiples labores y se les dé condiciones dignas de trabajo, que el trabajo reproductivo y de cuidados sea equitativamente distribuido y que las mujeres tengan igual acceso a los recursos y se les asegure una participación plena en la toma de decisiones.