¿Qué hacemos? Es la pregunta que políticos, empresarios y ciudadanos se están haciendo respecto al cambio climático. Estamos enfrascados a nivel nacional e internacional en un proceso de toma de decisiones. Tenemos una meta en común que es mantener el planeta con un incremento menos a los 2 grados y ojalá bajarlo a 1.5 grados celsius.

Sin embargo, este proceso implica balancear los intereses y perspectivas de 196 países y sus millones de habitantes. Una tarea que debe mantenerse dentro de la sombrilla de la ciencia, los derechos humanos y la perspectiva de género: Es una tarea que implica participación ciudadana.

La Convención Marco sobre Cambio Climático toma en cuenta esta necesidad y nos dice que “Todo otro organismo u órgano, sea nacional o internacional, gubernamental o no gubernamental, competente en los asuntos abarcados por la Convención y que haya informado a la secretaría de su deseo de estar representado en un período de sesiones de la Conferencia de las Partes como observador, podrá ser admitido en esa calidad, (..)” Convención Marco CMNUCC. Las organizaciones no gubernamentales (ONGs) del mundo tienen la posibilidad de participar en el debate que se realiza a nivel internacional sobre el cambio climático.

Es un hecho que hay muchos tipos de ONGs y algunas tienen intereses contrapuestos a nivel nacional o internacional. Estas contradicciones son necesarias para contextualizar el proceso de toma de decisión, ya que ellas representan las realidades de los 196 países.

La participación de las organizaciones no gubernamentales en el proceso de toma de decisión, es un elemento clave que brinda contexto y legitima.

Si bien los grupos de negociadores de cada país (las delegaciones de los países) expresan los intereses nacionales, puede que no logren transmitir la diversidad de preocupaciones o perspectivas que existen en cada país. Este es un elemento que procura democratizar la gobernanza climática. Lo cual es esencial cuando estamos ante un tema que define medidas que pueden asegurar la vida de millones y encauzar el proceso de desarrollo del nuestra civilización.

Actualmente, hay un aproximado de 1826 ONGs registradas como observadores ante la Secretaría de la CMNUCC. Estas ONGs cuya misión es incidir en lo que la humanidad decide hacer para enfrentar al cambio climático, se organizan en grupos flexibles y diversos pero con ciertos intereses o perspectivas similares. Algunos de estos grupos son:

Cada grupo tiene la oportunidad de dirigir sus palabras hacia las 196 delegaciones y dejar claro cual es el sentir de las ONGs respecto a puntos claves, y así tratar de guiar el proceso hacia un camino más representativo de los intereses de la ciudadanía. Es un hecho que las ONGs participantes no necesariamente representen adecuadamente a la ciudadanía de un país, región o el mundo. Sin embargo, existe esa posibilidad para la ciudadanía se organice, cumpla el tedioso proceso de registro y participe. Lograr esa diversidad de opiniones y reflejar los intereses de manera adecuada es una tarea subjetiva.

Por ejemplo, en Latinoamérica tienen la posibilidad de cumplir con esa tarea e ilustrar una muestra de nuestros intereses ciudadanos, unas 116 ONGs. Esto representa un 6.4% del total de ONGs registradas para representar, aproximadamente al 15% de la población mundial que vive en Latinoamérica.  ¿Conoce cuales ONGS de su país pueden participar? y más importante ¿Están participando y qué intereses están representando en las Cumbres de Cambio Climático?

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Este gráfico representa la potencialidad de participación que tienen las ONGs respecto a las cumbres de cambio climático y la incidencia a nivel internacional en este tema.

Es interesante sentarse y observar este gráfico. Y pensar si refleja un porcentaje correspondiente según quienes tienen mayor preocupación o vulnerabilidad frente al cambio climático. Tal vez tiene relación respecto a la población o a sus emisiones. Sin embargo, lo más probable es que no refleje un criterio uniforme.

Por ejemplo:  países grandes como México tiene una participación muy pequeña si consideramos a factores socio-económicos, políticos o demográficos propios de ese país; países sumamente vulnerables como Honduras, Nicaragua o Costa Rica tienen un número ínfimo de ONGs registradas; mientras países como Perú tienen casi el 50% de las ONGs registradas, cuya razón podría rondar en el hecho que fue la sede de la Cumbre de Cambio Climático COP20 (2014).

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Si comparamos la cantidad de ONGs que tienen la oportunidad de incidir y compartir nuestros intereses sobre el cambio climático, respecto a ciertos países podemos ver grandes diferencias. La cantidad de ONGs que pudieran hacerlo para Latinoamérica es por mucho menor que la de países como Estados Unidos o Reino Unido. Imaginemos el potencial de influir en las negociaciones climáticas por parte de  la Unión Europea, si empezamos a sumar la cantidad de ONGs inscritas de los países que la integran.

¿Es proporcional la incidencia de las ONGs de cada región en la gobernanza climática a nivel internacional?

Esto es importante preguntárselo, ya que no tenemos el mismo contexto y nuestros intereses respecto al cambio climático no son los mismos. Si pretendemos una gobernanza climática que responda a la realidad y respete los derechos humanos, debemos asegurar una amplia y diversa participación de la ciudadanía.

El primer paso para la ciudadanía organizada es superar el proceso burocrático del registros y obtener la posibilidad de participar. Conjuntamente, se debe superar el obstáculo financiero, creación de capacidades y el de compresión de la gobernanza climática. Sin embargo, esta tarea no se cumple si no se toma el primer paso, y se empieza a caminar hacia la participación informada y activa, en la gobernanza local e internacional del cambio climático.

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