Las comunidades del Sur Global, particularmente las de América Central, enfrentan de manera directa y cotidiana los efectos más graves de la crisis climática. Estos impactos incluyen no solo pérdidas materiales, sino también daños irreversibles a la vida, los ecosistemas, la cultura y las formas de organización comunitaria. A pesar de ello, las respuestas internacionales continúan siendo insuficientes, abstractas y, muchas veces, desconectadas de las realidades locales.
En este contexto, la noción de reparación climática adquiere un valor central. Hablar de reparaciones implica reconocer la responsabilidad histórica de los grandes países emisores de carbono, pero también abrir espacio para que las comunidades afectadas definan cómo, cuándo y qué reparar. No se trata únicamente de una compensación económica entre Estados, sino de un proceso que debe traducirse en acciones concretas que restablezcan vínculos, reconstruyan tejidos comunitarios, reactiven actividades socioeconómicas y dignifiquen las experiencias de quienes han perdido más sin haber causado la crisis.
Ubicación:
Jueves 13 de noviembre
Hora:19:00 a 22:00
Lugar: Bem me Quer,Belém do Pará
Sala:Salón Azaleia
El arte como lenguaje para exigir justicia
A través de este proyecto, comunidades de América Central participaron en espacios de creación colectiva donde el arte, la participación y la incidencia se convirtieron en herramientas para expresar cómo viven los daños y pérdidas ocasionados por la crisis climática y cómo visualizan los procesos necesarios para ejercer su derecho a recibir reparaciones climáticas justas y transformadoras.
Durante los talleres, se generaron materiales de artivismo —fotografías intervenidas, testimonios, piezas visuales y narrativas comunitarias— que reflejan no solo los impactos sufridos, sino también la resiliencia, la memoria y la esperanza desde los territorios. Estas expresiones, surgidas desde la experiencia vivida, se transforman en mensajes políticos y culturales que interpelan a los tomadores de decisiones y al público global.
Este esfuerzo colectivo se consolida como un espacio de encuentro entre arte, política y territorio, donde las comunidades centroamericanas se posicionan como sujetos activos del cambio y no como víctimas pasivas del clima que será expuesta durante la COP30.
