Smart City… ¿Hacia dónde va la ciudad con la integración de la tecnología?

El crecimiento de la población presiona nuestros sistemas naturales, cada vez somos más seres humanos sobre la tierra, cada uno con una mayor o menor necesidad en términos energéticos y alimentarios, cada uno dejando una huella ecológica más o menos grande en el lugar que habitamos. Esta problemática se agrava si consideramos la concentración de los últimos años sobre las ciudades: actualmente el 50% de la población mundial vive en ciudades, las previsiones de Naciones Unidas son que, en 2050, el 70% de las personas vivirán en urbes. Esto nos obliga a reflexionar sobre cómo vamos a enfrentar los grandes retos en términos de abastecimiento de las necesidades de nuestras poblaciones en el contexto desafiante del cambio climático.

¿Hacia dónde va la ciudad con la integración de la tecnología?

Para responder a esto las ciudades comienzan a servirse cada vez más de la tecnología, y es que para mejorar una ciudad tenemos que conocerla. En los últimos años se ha venido desarrollando el concepto de “Smart City” (ciudad inteligente), una ciudad que reacciona a los diferentes estímulos que percibe y que es capaz de aprender de los procesos que en ella se desarrollan.

Así como la naturaleza misma, las ciudades son muy diversas y clasificarlas no es tarea fácil. Existen ciertos aspectos clave que los expertos utilizan para calificar las Smart Cities, entre ellos se cuentan Economía inteligente, Ciudadanía inteligente, Gobernanza o gobierno inteligente, Movilidad inteligente, Medioambiente inteligente y Calidad de vida inteligente. No obstante, uno de los aspectos más importantes es que la ciudad sea agradable para quienes la frecuentan, que se adapte a sus necesidades y que mejore su calidad de vida. Medir este último es precisamente un reto para los líderes de hoy.

Actualmente existen algunas ciudades que se posicionan como líderes a nivel mundial. Singapur es sin duda una de ellas, su ambición es convertirse en la primera Smart Nation en el mundo. Esta isla en el sur este asiático es conocida como un polo económico estratégico en la región. Es ejemplo en urbanismo sostenible, movilidad, conectividad y ahora apunta a la digitalización total de la ciudad y sus servicios. Asimismo, sus líderes han sido visionarios en poner a disposición de la población, a través de una intensa y continua campaña de comunicación, las ventajas que representa vivir en Singapur. En el Centre for Liveable Cities y la Singapore City Gallery es posible encontrar una recopilación exhaustiva de los esfuerzos del país por mejorar la calidad de vida de sus habitantes y mantenerse como líderes de la innovación en este aspecto.

En América Latina también podemos encontrar verdaderos ejemplos de Smart Cities, ciudades que han sabido aprovechar sus particularidades para hacerse más fuertes. Medellín en Colombia es una de ellas, el programa Medellín Ciudad Inteligente ha sido pionero en el uso de tecnologías digitales desde 2007 y potencia la participación pública al crear reuniones físicas y virtuales donde los ciudadanos pueden contribuir al desarrollo de políticas públicas y fomentar la creación de proyectos que pueden mejorar la calidad de vida de la ciudad de 2.4 millones de residentes. Asimismo, en Curitiba Brasil, un consorcio entre interesados suecos y brasileños está explorando el despliegue de nuevas tecnologías para mejorar la movilidad en la ciudad. El proyecto apunta a soluciones tecnológicas sostenibles para la mejora de la infraestructura crítica urbana. La iniciativa aborda los problemas de eficiencia energética y las emisiones de gases de efecto invernadero en el transporte público.

“Me atrae la idea de pensar a las ciudades modernas como organismos vivos y dinámicos que cambian constantemente su fisonomía y aspecto” (Pasaje deFUTURO INTELIGENTE, 1era edición Leandro Zanoni)

Hoy día ese cambio parece ser cada vez más acelerado y la tecnología juega un rol central en el proceso. Así, los avances en TICs (tecnologías de la información y la comunicación) permiten al ciudadano convertirse en actor central de la co-construcción su ciudad. Somos cada más capaces de captar, almacenar y analizar de forma numérica esos procesos dinámicos, generando así un conocimiento sin precedentes, que si utilizamos con creatividad nos puede ayudar a enfrentar, por ejemplo, los grandes desafíos del cambio climático.

Finalmente, una ciudad inteligente será aquella que sepa aprovechar ese océano de datos generados por el conjunto de actores que interactúan en su espacio, para mejorar su competitividad y la calidad de vida de quienes la habitan (y la visitan).
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